Es un espacio individualizador y personalizado que tiende a reconocer la diversidad del alumnado.
Por lo general, la tutoría va más allá de la instrucción formal y abarca todas las experiencias que permiten alcanzar una educación integral. El tutor no se limita a transmitir los conocimientos incluidos en un plan de estudios, sino que trabaja para fomentar actitudes y valores positivos en las y los alumnos.
La tutoría es entendida como un proceso de acompañamiento durante la formación de las y los estudiantes, que se lleva a cabo mediante la atención personalizada. Algunos de sus objetivos son la solución de los problemas escolares y el mejoramiento de la convivencia social.
Precisamente en este sentido tenemos que subrayar que la tutoría es una herramienta vital en el ámbito de la educación secundaria pues en las escuelas es cada vez más frecuente que se produzcan problemas de gravedad como puede ser el mobbing. De ahí que ese encuentro entre tutor y alumna/o, en un clima de cordialidad y confianza, permite que este último individuo pueda sentirse a gusto y sea capaz de comunicarle que es el objetivo de sus compañeros para burlarse y humillarle.
Asimismo la tutoría es también muy útil para conseguir que las y los alumnos planteen los problemas que pueden tener en determinadas asignaturas, no ya sólo por sus cuestiones personales en materia de aprendizaje sino también por el tipo de clase que imparte un profesor en cuestión.
La tutoría también busca reducir los índices de reprobación y disminuir las tasas de abandono de los estudios. Se utiliza para brindar enseñanza compensatoria o complementaria a aquellas y aquellos estudiantes que presentan dificultades en el aprendizaje o que no logran participar con éxito de los programas de enseñanza regular.
Es importante tener en cuenta que un tutor no debe aportar respuestas, sino que tiene que apoyar al alumno en la resolución de los problemas.